La Repartidora es un proyecto de pensamiento crítico de referencia para los movimientos sociales y por el fomento de los valores cooperativos en la ciudad de València.
Las compañeras de La Repartidora deciden trasladarse a un antiguo taller, situado en el barrio de Benimaclet, para convertirlo en su nuevo espacio social y cultural. La propuesta trata de optimizar los recursos materiales y relacionarse con el pozo de luz cenital posterior generando continuidad visual entre los diferentes espacios. Así, se diferencian tres espacios autónomos, pero con vínculos funcionales: la librería, el espacio de trabajo y el espacio común, una pequeña sala multifuncional para acoger acontecimientos o propuestas vinculadas a la cultura, el barrio y el pensamiento crítico.
Se busca un sistema de particiones transparentes con la capacidad de almacenar y mostrar los libros, a la vez que actúan de filtro y foco visual. Así pues, con la repetición en las dos direcciones de una estructura modular "hackeada" se definió el espacio que junto con empuje, limpieza y pintura mantiene caracteres pasados.
